5 oct 2010

Por ahí, en una de esas, empiezo a contar esta historia y algo cambia

En vez de sentarte en el fondo, algo cruza por tu cabeza y elegís ser a mí lado.
Me preguntás - ¿qué escribís?- y así se encuentran el realismo mágico de estas líneas y el tiempo que nos toca, como en los parque de don Julio.
La charla sigue, y somos dos con las jibas cargadas transitando un desierto, buscando un imprevisto, si eso es posible, donde la causalidad y la casualidad sean uno en vez de dos.

Sin embargo el recorrido sigue, el colectivero se entretiene charlando con un policía y vos seguís atrás, o adelante, pero no acá. Seguramente no imagines lo que estoy pensando.
Antes de bajar, me distraigo viendo como unos auriculares y un chicle te llevan a otros asientos y olvido pulsar el timbre.

DEMONIOS! me pasé, quedo con las ganas de cruzar el puente naranja, otra vez.