14 oct 2010

Lograr que un silencio diga muchas cosas, es amor

Un grupo de chicos y chicas de fiesta, en el colectivo, canciones de cancha, golpes al colectivo. Un señor se indigna ante la rotura de un acrílico y avanza furtivamente hacia el frente a la voz de “ahora van a ir todos a la comisaría”, cuando el colectivero ve el daño, frena. Media vuelta, voz de autoridad, pero sin malicia, “dejen de golpear el colectivo o los bajo”… “ortivaaa” grito alguna. Entonces lo dijo. “después se quejan de que les cortan los dedos”….

A todos en el colectivo les tocó algún acorde en el cerebro. El silencio empezó a ganar terreno, el chofer no podía disimular por el espejo su propia reacción. Detiene el bus, se para en el asiento y balbucea una respuesta, pero sin claridad. Probablemente el solo de guitarra no me permitió entender.

El silencio… como pesa en esos momentos en que un grupo de gente presencia algo que a todos los conmueve. Estamos acostumbrados a no “expiar nuestras pasiones” como hacían los griegos, a perdernos en laberintos mal señalizados tan adrede.

1 comentario:

Domingo Lupis dijo...

Muy buen posteo, Fran!

Un abrazo